Depresión postparto
¿Qué es la depresión postparto?
La llegada de un bebé suele generar emociones muy intensas, desde alegría e ilusión hasta miedo y preocupación. No obstante, hay un estado de ánimo que muchas madres no esperan: la tristeza. Sin embargo, dos o tres días después de dar a luz muchas mujeres comienzan a sufrir lo que se conoce como depresión postparto.
La depresión postparto no es un defecto de carácter ni una debilidad sino un trastorno del estado de ánimo que suele afectar a las mujeres casi inmediatamente después de haber dado a luz, aunque en algunos casos también puede aparecer entre dos y tres meses más tarde.
Estas madres experimentan una tristeza extrema, ansiedad y agotamiento, hasta tal punto que el cuidado del bebé o de ellas mismas resulta una tarea colosal.
La depresión postparto puede durar varias semanas o incluso meses. Afortunadamente, contar con el tratamiento adecuado te permitirá dejar atrás ese problema y disfrutar de tu bebé y de esa nueva etapa que empieza para ti.
Se estima que entre el 11 y el 20% de las mujeres que dan a luz cada año presentan síntomas característicos de la depresión postparto y se estima que solo el 15% de las mujeres que sufren depresión postparto reciben tratamiento profesional.
Las mujeres tienen el doble de riesgo de padecer depresión que los hombres, sobre todo entre los 18 y los 44 años, que es precisamente la etapa en la que se producen la mayoría de los embarazos.
Causas, síntomas y consecuencias
Es difícil identificar con precisión las causas de la depresión postparto, ya que normalmente se debe a la conjugación de diferentes factores. No obstante, se conoce que los cambios físicos que tienen lugar durante el embarazo y el parto, sobre todo la caída abrupta de los niveles de hormonas como el estrógeno y la progesterona, desempeñan un papel importante en la aparición de este trastorno ya que provocan desequilibrios bioquímicos en el cerebro que terminan afectando el estado de ánimo. La caída de las hormonas tiroideas durante este periodo también provoca una sensación de agotamiento, pereza y tristeza.
No obstante, en la aparición de la depresión postparto también influyen factores psicológicos. Las preocupaciones por la llegada de un bebé y las nuevas obligaciones que se deben asumir, los cambios en la rutina y las dudas sobre si podrá lidiar adecuadamente con la maternidad pueden afectar el equilibrio psicológico de la madre. Por otra parte, los cambios que ha sufrido su cuerpo durante los últimos meses también pueden afectar su identidad y generar una sensación de falta de control que puede convertirse en la gota que termina de colmar el vaso.
Además, existen algunos factores que aumentan el riesgo a padecer depresión postparto. Entre ellos se encuentran:
- Haber padecido trastornos psicológicos con anterioridad, como la depresión o el trastorno bipolar, o tener un historial familiar de trastornos mentales.
- El embarazo ha sido no deseado.
- Haber vivido situaciones estresantes durante los últimos meses, sobre todo relacionadas con el embarazo o tener problemas de pareja.
- No contar con una red de apoyo lo suficientemente fuerte como para hacerle frente a los cambios que implica la maternidad.
- Tener dificultades para lactar al bebé o que este sufra problemas de salud que demanden una atención especial.
Después de dar a luz, entre el 70 y el 80% de las madres experimenta lo que se conoce como tristeza postparto o Baby Blues. Este estado generalmente está provocado por la tensión y la fatiga de los últimos días del embarazo, la recuperación del parto, así como por las preocupaciones que generan las nuevas obligaciones y los cambios en la rutina, el estrés y el cansancio.
En este caso, puedes sentirte muy vulnerable emocionalmente y es probable que llores sin razón aparente. También es común que sufras ansiedad e irritabilidad y que tengas dificultades para concentrarte y la sensación de dependencia. Sin embargo, estos síntomas no te impedirán cuidar de tu bebé y suelen desaparecer por sí solos al cabo de las dos semanas, aproximadamente.
Si los síntomas no desaparecen sino que se agudizan, podrías padecer una depresión postparto. En ese caso, es probable que experimentes algunos de estos signos:
- Te sientes triste, vacía, abrumada y desesperanzada.
- Lloras con frecuencia, aunque a veces ni siquiera sabes por qué.
- Te preocupas demasiado por esa nueva etapa.
- Has perdido el interés por las actividades que antes disfrutabas.
- Te sientes enfadada y de mal humor a menudo.
- Has comenzado a comer mucho o, al contrario, has perdido el apetito.
- Te sientes ansiosa, irritable e inquieta durante gran parte del día.
- No logras establecer un vínculo emocional con tu bebé.
- Te sientes fatigada y con falta de energía aunque hayas descansado.
- Pones en duda continuamente tus capacidades para cuidar de tu bebé y tienes miedo a quedarte sola con él/ella.
- Duermes demasiado o, al contrario, no logras dormir ni siquiera cuando tu bebé está descansando.
- Tienes dificultades para recordar los detalles ya que te cuesta concentrarte.
- Te sientes culpable porque no logras cuidar a tu bebé como se supone que deberías hacerlo.
- Te sientes distante emocionalmente de tu pareja, familiares y amigos.
Cuando la depresión postparto no es tratada a tiempo, puede convertirse en un trastorno crónico que dé paso a una depresión mayor. Aunque se trata de casos raros, también puede desembocar en una psicosis postparto, un trastorno mucho más severo que implica la pérdida de contacto con la realidad. En ese caso pueden aparecer síntomas como desorientación, confusión, pensamientos obsesivos sobre el bebé, alucinaciones y paranoia. Por otra parte, a menudo la mujer que sufre depresión postparto experimenta una pérdida de la confianza en sí misma como madre.
No obstante, las consecuencias de este trastorno no se limitan a la madre sino que se extienden a toda la familia. El padre, por ejemplo, también suele sufrir este problema ya que de repente recae sobre sus hombros la responsabilidad de cuidar a la madre y al bebé. De hecho, se ha apreciado que cuando la madre sufre depresión postparto también aumentan las probabilidades de que el padre desarrolle un cuadro depresivo.
El bebé también sufre los efectos del trastorno emocional de la madre. De hecho, se ha apreciado que los pequeños de tan solo tres meses ya son capaces de detectar los estados de ánimo de sus madres y modificar su propia afectividad para responder ante estos.
Además, cuando un bebé no recibe la suficiente atención y afecto de su madre no logra desarrollar un apego seguro, por lo que es más probable que termine sufriendo trastornos del comportamiento: llore mucho, tenga dificultades para establecer un patrón de sueño y alimentación y sea más propenso a padecer problemas de atención y lenguaje al crecer.