Trastorno dismórfico corporal

¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?
La persona con este problema cree que tiene un defecto físico o exagera la realidad, potenciando un defecto leve.
Aunque es más probable que este tipo de preocupación por los defectos físicos comience en la adolescencia, es algo que se puede dar en todas las edades.
Lo más habitual es encontrarse un defecto en la cara: cicatrices, granos, aspecto de la nariz, labios, pómulos.
Una frase típica que repite una persona con este trastorno es: ¡Qué nariz más grande tengo! No me gusta nada.
También, se puede preocupar por otras partes del cuerpo: piernas, talla de pecho, forma del cuerpo …
Se podría diferenciar aquí entre hombres y mujeres. Las mujeres se preocupan más por la cara, pelo y pecho y los hombres, más por el aspecto y tamaño de sus genitales.
¿Pasas mucho tiempo ante el espejo? ¿Te preocupa en exceso alguna parte de tu cuerpo? ¿Encuentras fallos permanentemente en tu anatomía?
Quizá te percibas a ti mismo/a como feo/a pero en tu entorno te dicen una y otra vez que no es así.
Estas son solo algunas de las cosas que viven aquellas personas que sufren de este trastorno.
Causas, síntomas y consecuencias
¿Por qué una persona se preocupa tanto por su físico mientras que otros lo aceptan?
Las causas del trastorno dismórfico corporal no están en el físico, sino en la mente de la persona.
Normalmente, la persona se deja influenciar negativamente por la publicidad o medios de comunicación y los estándares de belleza. Se compara con los demás y ansía una imagen ideal.
La presión de los amigos o de la familia puede ocasionar que la persona no acepte su cuerpo y busque fallos en todo momento.
El perfeccionismo es otra causa muy habitual.
La baja autoestima siempre es la base sobre la que se asienta esta preocupación excesiva por los defectos físicos, por lo que una psicoterapia eficaz se ocupará no sólo de tratar la obsesión, sino también de aumentar y fortalecer la autoestima de la persona.
- Te autoexaminas constantemente.
- Te miras mucho al espejo.
- Inseguridad a la hora de vestir.
- Adicción a los productos de maquillaje o belleza.
- Afición a la cirugía estética.
Cuando te preocupas por tus defectos físicos, tiendes a aislarte de los demás.
En muchos casos, la persona se somete a intervenciones de cirugía estética innecesarias, las cuales no suponen una solución, pues la persona que sufre un trastorno dismórfico corporal suele quedar insatisfecha con el resultado, y en muchos casos llega a creer que su aspecto físico ha empeorado tras la operación.
En casos extremos, en los que la persona está excesivamente obsesionada y exagera sus defectos, se puede llegar a la depresión o incluso al suicidio.